fbpx

Nuestro destete definitivo

Destete y des-apego, para mi el destete tuvo mucho que ver con esto.

Desapegarse de esa forma de contacto tan primordial no sólo para nuestros hij@s sino también para nosotras.

Para mi la lactancia se resume en oxitocina, y por ende cuando la lactancia dejo de ser ese espacio
seguro y oxitoso, decidí dar un paso al costado.

Aquí te resumo nuestro destete definitivo.

Era Octubre, yo había pasado hacia poco por un cuadro de gastroenteritis dando LM. 
Me sentía agotada y dormir de corrido por las noches era un verdadero sueño.
Entonces dije: – ¡Basta!
Y tome la decisión que no me había animado a tomar en 6 meses: Destete nocturno.

Roberto, mi pareja, al verme tan desgastada física y emocionalmente se puso firme de mi lado para
poder sostenerme.

Si bien, y esta es mi opinión,  el destete es muy tuyo y de tu bebé, al igual que en el inicio de la lactancia necesita de un acompañante cerca.

Esa misma noche, determinadamente, le dije a León que esa sería su última papita (pechuga), que
después de ella no habría más, que lo amaba mucho, pero que necesitaba descansar mejor.

Aún siento que quizás debí prepararlo mejor (la culpa), pero luego pienso que habían pasado 6 meses, donde ya sus tomas se habían espaciado bastante y que, si bien siempre iba a preferir su papita,
también era válido que el destete fuera respetuoso para mí, su territorio más seguro y encarne la idea
de que si yo estaba bien, el también lo iba a estar. 

Además ya no lo estaba disfrutando al 100, lo mejor era descontinuar.

Esa noche se despertó 3 veces, lo acurruque, le cante, le dije cuanto lo amaba, llore con él, acompañe su dolor, que también era mío, pero no cedí.

¡QUE IMPORTANTE NO CEDER! porque para mí lo fácil hubiese sido – “Esta bien, puede ser otro día
más”. Y así seguir postergando algo que ya tenía fecha de caducidad.

Al otro día fue mucho más natural, la lactancia materna de día siempre lo fue y el destete no
podía ser de otra forma, no pidió pechuga, sólo al momento de hacer su siesta
la nombro entre balbuceos y luego se rindió en mis brazos, entre cantos, paseos y caricias…

Así fueron pasaron 3 días, admito que la segunda noche fue la más desafiante, al punto de
cuestionarme… Pero me sostuve firme y ya a la tercera noche no lo podía creer, se sintió mucho más
liviana y ambos estábamos mucho más tranquilos sin la necesidad de la pechuga de por medio.

Creo que lo más lindo del destete es ver como toda esa conexión y compenetración que existió
con la lactancia materna en realidad no muere, sino que se transforma. Aparecen nuevas formas de relacionarnos, las miradas cómplices, los abrazos, los besos ¡Y por montones! 
Y así avanzan los días y te vas dando cuenta que siguen siendo tu y él, piel, calor y tacto sin la
necesidad de nada más.

Por supuesto que siempre voy a agradecer infinito la posibilidad de haber dado pechuga, fueron en total 1
año y 10 meses de mucha devoción, entrega total y conexión elevada que nos permitió relacionarnos en confianza y crear un apego seguro y experimentar un éxtasis tan profundo que a ratos no te cabe en el pecho.

Gracias Lactancia materna por ser ese lugar oxitoso para ambos, porque como siempre lo he dicho la
lactancia no solo fue alimento y cobijo para él, lo fue también para mí, incluso en los momentos mas desafiantes, la lactancia me permitía volver a encontrar calma, volver a bajar las revoluciones y tomar perspectiva para luego volver a estar en mí para él.

Una de las prácticas más recomendadas hoy en día es la lactancia materna y te quiero decir
algo; si puedes y este dentro de tus deseos, SE ESE LUGAR SEGURO PARA TU PEQUEÑ@, hasta que ya 
no lo sea y entonces ten la suficiente determinación para decir adiós con gracia y honor.

Recuerda que nada se pierde, todo se TRANSFORMA.

 

Con cariño

 

Joss

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *